Roma/Ginebra,1 de febrero.- Alrededor del 30 por ciento de los plaguicidas
comercializados en los países en desarrollo, por un valor comercial
que se calcula en 900 millones de dólares al año, no corresponde
a las normas de calidad aceptadas internacionalmente. Estos plaguicidas
representan una seria amenaza a la salud de los seres humanos y al ambiente.
Lo afirman la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en un comunicado que se publica hoy.
"Los plaguicidas de baja calidad contienen frecuentemente substancias peligrosas
e impurezas que han llevado a su prohibición o a un uso severamente
restringido en todo el mundo", dice Gero Vaagt, del Grupo de Gestión
de Plaguicidas de la FAO. Ese tipo de plaguicidas -agrega- a menudo contribuyen
a la acumulación de existencias de plaguicidas caducados en los
países en desarrollo".
El mercado mundial de plaguicidas alcanzó los 32.000 millones de
dólares en el 2000, y la cuota correspondiente a los países
en desarrollo fue de 3.000 millones de dólares. En los países
en desarrollo los plaguicidas se emplean sobre todo en la agricultura, pero
también en el ámbito de la sanidad pública, como por
ejemplo, los insecticidas para neutralizar a los insectos que provocan la
malaria.
Entre la posibles causas de la baja calidad de los plaguicidas se cuentan
la producción y la formulación defectuosas y la selección
inadecuada de las sustancias químicas. "En muchos plaguicidas, por
ejemplo, la concentración del ingrediente activo está fuera
de los límites de tolerancia aceptados internacionalmente", subraya
el doctor David Heymann, director ejecutivo de Actividades sobre Enfermedades
Transmitibles de la OMS. "Además los plaguicidas de baja calidad pueden
estar contaminados con sustancias tóxicas o impurezas".
Cuando se toma en consideración la calidad del etiquetado y el
empaquetado, la proporción de productos plaguicidas de baja calidad
crece todavía más. "Las etiquetas, escritas a veces con lenguaje
inapropiado, no facilitan datos correctos sobre el ingrediente activo, el
empleo, la fecha de confección, y sobre como utilizar con seguridad
la sustancia química", dicen FAO y OMS. Para el consumidor , la etiqueta
es a menudo la única fuente de información sobre el producto
que puede asegurar un uso efectivo y seguro de la sustancia química.
Productos con datos errados sobre su contenido siguen abriéndose camino
durante años en los mercados sin control alguno sobre la calidad,
añade la FAO.
FAO y OMS subrayan que el problema de los plaguicidas de baja calidad es
particularmente difuso en el Sub-Sahara Africano, donde el control de calidad
es por lo general deficiente.
Ambos organismos han invitado a los gobiernos y a las organizaciones
internacionales y regionales a adoptar las prescripciones sobre plaguicidas
de la FAO y la OMS aceptadas en todo el mundo para garantizar la producción
y el comercio de productos de buena calidad. Los países tendrían
que hacer jurídicamente obligatorias estas normas voluntarias.
Las normas de FAO y OMS revisten especial importancia para los países
en desarrollo que carecen de infraestructuras para el control adecuado de
productos plaguicidas. Las industrias de plaguicidas, entre ellas las de
plaguicidas genéricos, tendrían que presentar sus productos
a la FAO y la OMS para un juicio de calidad.
Un memorándum de acuerdo firmado por FAO y OMS, sigla la cooperación
de ambos organismos en un programa conjunto de elaboración de normas
para los plaguicidas. Este procedimiento unificado potenciará el
desarrollo de normas de alta calidad para los plaguicidas encaminadas a mejorar
la seguridad humana y ambiental así como una producción
agrícola más sostenible.
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Para más información: Erwin Northoff, Oficial de Medios de
Comunicación de la FAO. Tel. 0039.06.5705.3105; E-mail:
erwin.northoff@fao.org
La información más reciente en el sito Web:
http://www.fao.org/AG/AGP/AGPP/Pesticid/