Tierras irrigadas pierden su productividad por la explotación del agua y la salinización
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Bonn, 13 de junio 2003 - Mientras la demanda de agua tiende a aumentar con la población global que se prevé alcanzará, entre los 6,200 millones en 2002 a los 9,200 millones en 2050, unos 12 millones de hectáreas de tierras irrigadas en el mundo en desarrollo han perdido su productividad debido, entre otros factores, a la explotación del agua y la salinización.
El agua y la desertificación y/o la sequía están intrínsecamente conectados especialmente en zonas áridas, semi áridas, y sub-húmedas, donde el recurso agua es limitado y su utilización se pondera con un aumento deseado en el desarrollo agrícola. El agua es por consiguiente decisiva para el sustento de la vida y el equilibrio ecológico y es un recurso indispensable para el desarrollo social y económico necesario para erradicar la pobreza. Por consiguiente, la gestión sostenible de los recursos hídricos es imperativa en la lucha contra la pobreza y la desertificación.
La degradación de tierras, por su parte, afecta a los recursos hídricos al reducir su disponibilidad y calidad. También cambia el flujo de los ríos y corrientes de agua, lo que puede llevar a inundaciones, disminución del agua subterránea, contaminación del agua y salinización.
Como resultado de ello las tierras cultivables por persona han disminuido desde 0.32 hectáreas por persona que había en 1961-63 hasta 0.21 hectáreas en 1997-99 y se espera que se reduzcan todavía hasta 0.16 hectáreas para el 2030, constituyendo una seria amenaza a la seguridad alimentaria.
Por esta razón la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, reconociendo la importancia del agua, ha tomado acción a nivel global y regional. En este sentido, ha lanzado redes de programas temáticos (TPNs) sobre el agua en África y en Asia en los años 2000 y 2002 respectivamente, para tratar precisamente esta cuestión. En América Latina y el Caribe por su parte la red se encuentra en desarrollo. Estas redes pretenden facilitar la distribución de información técnica y conocimiento sobre la gestión integrada de los recursos hídricos para la promoción de tecnologías eficientes, dar un precio al agua, subsidios dirigidos y el desarrollo de capacidad institucional. Como resultado, ya fueron identificados y compartidos para su réplica muchos sistemas satisfactorios de recogida de agua y regadío.
"Estas iniciativas nos ayudarán no solo en nuestra lucha contra la desertificación y la sequía, al mismo tiempo que contra la pobreza, sino también a colocarnos más cerca de las metas fijadas en la Declaración del Milenio y en la Cumbre Mundial de Johannesburgo, para reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso a agua potable para el año 2015." dijo Hama Arba Diallo, Secretario Ejecutivo de la Convención
Es más, la Gestión de los Recursos Hídricos y la Desertificación va a ser el tema del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía este año, el cual será celebrado en todo el mundo el 17 de junio. El día fue designado por la Asamblea General en diciembre de 1994 para conmemorar la adopción de la Convención. Se celebra alrededor del mundo todos los años y sirve como una ocasión especial para aumentar la sensibilización del público y renovar los compromisos políticos en la lucha contra la desertificación. El tema de este año fue establecido para apoyar el "Año Internacional de Agua Dulce". La Secretaría de la Convención lo celebrará este año en la ciudad de Hamburgo por invitación de dicha ciudad.
La UNCCD fue adoptada según La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) y entró en vigor en 1996. Está asistida por una secretaría permanente en Bonn y cuenta con 187 países Partes. La Convención es el único instrumento internacional de obligado cumplimiento que trata el problema de desertificación y sequías periódicas. Página web: www.unccd.int